El creciente enfoque en la sostenibilidad está afectando la logística de importación. Las regulaciones medioambientales son cada vez más estrictas, lo que obliga a las empresas a invertir en métodos de transporte más limpios, como vehículos eléctricos y barcos con bajas emisiones. Esto también implica el uso de embalajes sostenibles y una mayor transparencia en la cadena de suministro.